Como el criminal más grande del mundo, soy el terror de la humanidad, el fantasma de los médicos, la preocupación de todos los tiempos y con la mayor facilidad desoriento las campañas sanitarias con que han pretendido destruirme. Con el hombre vine al mundo y como incógnito viví muchos siglos, sin embargo; la curiosidad, paciencia y estudio de un investigador me aprisionó en el campo microscópico, donde fui analizado, identificado y bautizado con el nombre que actualmente llevo. Vivo en todas partes; pero me fascinan las ciudades, y como el perro o el anopheles, recorro sus calles. Me gustan los conventos, colegios, cuarteles y las estrechas y oscurasviviendas privadas de aire y luz. Con la popularidad que mecaracteriza cultivo mis amistades en todas las escalas sociales, y disfruto de todos los climas, además de gustar de todas las razas; pero prefiero la negra y persigo al hombre por los cuatro rumbos cardinales.Como la serpiente, me arrastro por el suelo y con las partículasde polvo o el rocío de Plugge hago mi ingreso en el hermoso edificio humano y de preferencia en los niños, por su inocencia. Como espíainternacional, ostento muchos nombres: El Bobino, el Aviar y elPiscidia; sin embargo, soy y continúo siendo el mismo.
Con la colaboración de mis compañeros, los bacilos de Pfeiffer,Bordet-Gengou, Eberth y algunas de mis amigas, las fiebres eruptivas yla serie de protozoarios, huéspedes intestinales, ablando la resistencia delos aguerridos fagocitos y hago mi entrada triunfal en la hermosa ciudadpulmonar donde instalo mi residencia. Como el hombre primitivo,construyo mis típicas cavernas, en ojal, redondas u ovales, de pared finacasi lineal y vivo tranquilo como tubérculo, nodulo o micro-nódulo.Como turista, viajo por diferentes rutas: Por los caudalosos ríoshemáticos o los pequeños de los linfáticos o brinco por el túnel deFalopio. Con la benevolencia de la Silviana o de los agujeros de lalámina cribosa admiro el complicado conjunto cerebral, oficinacéntrica del sistema nervioso. Como espectador de este armonioso conjunto, admiro sus misterios y con el líquido aracnoideosiembro las semillas en las meninges, y con mis toxinas ocasiono laspleuresías, endocarditis, pericarditis y otitis. Atraído por los misteriosmedulares perforo la férrea resistencia ósea y penetro en eltalle raquídeo, y lentamente destruyo los discos intervertebrales yhago mi regreso por el trayecto del músculo largo del cuello, y visitolos espacios intercostales y ocupo las goteras dorsales y desciendopor la vaina 'del psoas-ilíaco para instalarme por algunos días en lafosa ilíaca y la arcada crural o en la cara ántero-interno del muslo.Aparezco en el campo de la clínica con los ropajes que patentizanla virulencia de mi carácter; algunas veces, atenuado, en lasformas de tuberculosis pulmonar esclerosa y pulmonar fibrosa, ademásde las bronquitis crónicas y peritonitis crónicas. Otras veces, demediana virulencia, como en la tuberculosis fibro-caseosa crónica,pleuresía serofibrinosa y algunas formas de laringitis, y finalmentelas formas agudas, hipervirulentas: Tisis galopante, neumonía ybronco-neumonía caseosa, además de la terrible granulia generalizada.Preocupado por la persecución de mis eternos enemigos, losmédicos, biólogos, químicos y físicos, impulso la proa de mi barcasobre e! lomo de las olas de la gran circulación y visito mis principalesfortalezas: El hígado, el bazo, los huesos y los ríñones y desciendocomo el rayo sobre el canal de los uréteres y como anfibio mesumerjo en el profundo Lago Vesical, y con la impetuosa corrientedel canal uretral asalto el continente.
Marzo de 1944.
DR. MARTIN A. BULNES B.
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