miércoles, 20 de abril de 2011

Primun Non Nocere


La traducción de la alocución latina Primum non nocere, atribuida a Hipócrates, acepta varias formas, aunque se reconocen diferencias sutiles entre ellas:

"Primero no hacer daño"
"Sobre todo no hacer daño"
"Ante todo no hacer daño"
"Primero que nada no dañar"
"Antes que nada no dañar"

Se refiere, entonces, al deber de los médicos de no causar daño, deber que se ubica como prioridad en la jerarquización de obligaciones éticas, según se muestra, por ejemplo, en el libro de William Frankena1, expresadas en orden de mayor a menor compromiso:

  1. La obligación de no producir daño o mal.
  2. La obligación de prevenir el daño o el mal
  3. La obligación de remover o retirar lo que esté haciendo un daño o un mal.
  4. La obligación de promover lo que hace bien.

Se da por sentado que ningún médico tiene la intención de dañar. Más aún, el médico ha sido considerado “la segunda víctima” en los daños yatrogénicos, no sólo por el riesgo que implica exponerse a demandas y reclamaciones, sino porque tiene que enfrentar las culpas y remordimientos que un profesional responsable siente cuando percibe que perjudicó a su enfermo.
Pero aún el daño involuntario puede significar una responsabilidad ética en tanto que, por ejemplo, participen la falta de previsión y los errores evitables, no se diga la negligencia, ignorancia o fraude. Colocar este compromiso “sobre todo”, “antes que nada” y “primero que nada” hace énfasis en lo paradójico que resulta que una profesión que tiene el propósito de hacer el bien pueda resultar dañina, y que a veces resultaría preferible ni siquiera intentar hacer el bien si al hacerlo se pudiera generar daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario